martes, 4 de abril de 2017

#UnaMiradaEnLaHistoria #Efemérides #4DeAbril

Siembra de Martin Luther King (1968).
Su voz se convirtió en el ejemplo de la dignidad y el valor en la lucha por los derechos civiles. Pero un 4 de abril de hace 49 años, el líder de esa causa en Estados Unidos, Martin Luther King, fue asesinado por James Earl Ray en un hotel de Memphis.

Era un hombre profundamente religioso que, según le gustaba recordar, creció en una iglesia. Su padre era un predicador, como su bisabuelo, su abuelo, su hermano o el hermano de su padre. Descubrió muy pronto que él, su familia y quienes tenían la piel como ellos, negra como el asfalto, pertenecían a una casta inferior en el orden blanco que les rodeaba. Aprendió a luchar por sus derechos con el arma de la no violencia, y en pocos años se convirtió en la figura simbólica, nacional e internacional, de una revolución protagonizada por los negros del sur de Estados Unidos. Cuando la bala de un rifle le destrozó el cuello en la tarde del 4 de abril de 1968, hace ahora 49 años, Martin Luther King Jr. y su movimiento habían conseguido importantes cambios en las estructuras de poder de la sociedad norteamericana.

Para muchos de sus antiguos aliados liberales, Martin Luther King ya no era sólo el defensor de los derechos civiles, sino un peligroso subversivo. King lo percibió, admitió ante los periodistas que en "una revolución social no siempre se puede retener el apoyo de los moderados", que "las clases privilegiadas nunca abandonan sus privilegios sin una fuerte resistencia". Y comenzó a mostrarse triste, abandonado, a temer una reacción derechista, a sentir miedo a la muerte, él que había sufrido la cárcel, varios atentados fallidos, incontables humillaciones. 

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